Fiesta del Sol . Año 5528.

Fiesta del Sol (año 5528) 

En diferentes pueblos indígena/originarios festejamos el “retorno” del Sol con abundantes ofrendas rituales de gratitud y solicitud con un principio de reciprocidad.

El 21 de junio, desde diferentes astronomías de los pueblos, fijado como el Solsticio de Invierno para el hemisferio sur, se realiza la ritualidad central del Inti Raymi, o Fiesta del Sol, en quechua, o Willka Kuti, Vuelta del Sol en aymara. 

En el Cusco, Perú, se realizan  rituales, la gente acude hacia lugares solitarios,  para llevar ofrendas, diciendo Inti Wiraqhochaq kutimunampaq- para que vuelva el Señor Sol- en voz baja.

En esa fecha el frío es intenso y las noches más largas, pues en esa parte, la tierra está  más lejos del Sol. Las heladas marchitan las plantas, todo se vuelve reseco, prácticamente sin luz, sin vida. 

Estamos en el año 5528 porque, aunque hay diversas interpretaciones sobre la fechación, el origen e inicio del calendario lunisolar en la región andino amazónico, pero hay un acuerdo entre los Amautas de que comenzó 3508 años antes de Cristo.

La fecha es importante, pero es más importante en la actualidad reivindicar nuestra identidad como hijos del Sol, de la Pacha Mama, avanzar en el estudio de los derechos y restitución de los territorios indígenas, rescatando vivencias espirituales y respetando los rituales. Dicho esto porque muchos hermanos indígenas sienten temor de reconocer su identidad y prefieren asumir que son campesinos. Así es como la fiesta del Sol se celebra el 24 de junio, Día de San Juan. 

Sumado a ello la industria sin chimeneas llamada turismo convierte al indígena en un objeto que se muestra como en un escaparate, algo comercial. 

Negar el origen para convertirse en ciudadanos con una nacionalidad nos pone en una posición de objetos culturales, y esa debe ser una lucha interna por volver al pensamiento ancestral de reconocernos a nosotros mismos. Somos runas.

Un primer paso es abandonar la victimización. El segundo paso es avanzar sobre la degeneración de la vida moderna, recuperando el Buen Vivir construido por nuestros antepasados es la base fundamental que hoy se nos presenta.

No es necesario hablar la lengua originaria, ni vestirse como indígena, sino avanzar en el encuentro con los demás, tomar conciencia de que es necesario volver a la tierra, y volver a tejer aquella trama que nos daba sentido de comunidad. Es necesario vernos a nosotros mismos por encima del folklorismo, las prácticas espiritualistas o mediáticas y comenzar el camino hacia el ejercicio nuestros derechos.

El año 5528 debemos plantearnos procesos de construcción de estados plurinacionales que nos permitan asumir nuestros autogobiernos territoriales, como un inicio hacia la regeneración como pueblos

vivos.

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